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El caso de don Diego Mexía, I marqués de Leganés, es absolutamente paradigmático en cuanto a su protagonismo como figura histórica entre la tradición y la innovación. Nos encontramos con una figura clave en la política, en el ejérci­to, y en la aristocracia en la España de la primera mitad del siglo XVII, y, muy significativamente, en esos tan convulsos como trascendentales años de la primera parte del reinado de Felipe IV, incluyendo el singular proceso histórico conocido entre los historiadores como la crisis de 1640. Su trayectoria vital, analizada aquí —no podía ser de otra manera— bajo la dialéctica constante entre su dimensión humana y el contexto social y político que le tocó vivir, nos muestra una faceta de la aristocracia castellana que rompe algunos esquemas deriva­dos de aquellas historias de las estructuras, como la supuesta decadencia de la alta nobleza y su incapacidad a la altura de la denominada crisis del siglo XVII de llevar a cabo planteamien­tos sociales expansivos.