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Pocos pintores del último gótico resultan más fascinantes que Bartolomé Bermejo (h. 1440-1501). Por un lado, tenemos la innegable calidad y atractivo que ofrecen sus creaciones pictóricas, fruto de un excelente dominio de la técnica del óleo y de la capacidad para concebir composiciones particulares y sorprendentes, llenas de curiosos detalles. Por el otro, nos encontramos ante un pintor con una agitada trayectoria vital y profesional, determinada por una personalidad inquieta pero también por su origen judeoconverso y por la capacidad de establecer relaciones con clientes con intereses y gustos sofisticados. Las aportaciones recogidas en este volumen constituyen una poliédrica revisión de la personalidad artística del pintor cordobés, ya que en ellas se abordan desde cuestiones formales, técnicas e iconográficas hasta otras de índole profesional, social y de promoción, sin olvidar las relaciones del pintor con el mundo artístico valenciano y flamenco. Una heterogénea y, a veces, heterodoxa disección de Bermejo que, tras las exposiciones monográficas celebradas en el Museo del Prado, el Museu Nacional d’Art de Catalunya y la National Gallery de Londres entre los años 2018 y 2019, busca asentar definitivamente a este maestro en el panteón de los grandes creadores cuatrocentistas.

Joan Molina Figueras, coordinador del volumen, es jefe del Departamento de Pintura Gótica Española del Museo Nacional del Prado, y está especializado en el estudio de la cultura visual en la Baja Edad Media hispana.